Le dijeron… le contaron… que lo sintieron triste… que al ver sus letras… se emocionó…
pero que esta vez su emoción era melancólica…
Ella no quería eso… no era lo que deseaba… todo lo que deseaba era él…
No había nada… nada… que no hiciera… para demostrarle todo su amor…
Un día… él la cogió de la mano… y ya no la soltó…
caminó a su lado… y aunque en una ocasión le escuchó decir… que nada era para siempre…
desde aquel momento… ella sintió que no era cierto… que había algo que sí seria para siempre…
y era lo que sentía… era su amor…
Sabía del porqué de su tristeza… sabia que él sentía la distancia que ella había puesto entre ellos…
pero no entendía el porqué de aquella pared tan tan frágil… pero fría…
no se daba cuenta de que sólo el la había construido… que lo que ella esperaba…
es que él rompiera esa barrera… que la abrazara… y que volviera a llevarla a su lado…
en cualquier lugar… siempre…
Y cuando le dijeron… le contaron… que lo sintieron triste…
ella se sintió triste también… y melancólica…
añoraba sus risas… sus locuras… sus caricias… las necesitaba…
quería coger su mano… y llevarlo hasta el lugar donde una vez sus dedos se entrelazaron…
y allí… escondidos del mundo… y de todo… decirle… cuanto y como lo amaba…
y cuanto y como extrañaba su complicidad… la que llenaba de emoción sus días…
cuando el sentía orgullo… por tener ese amor…
Lo amaba… no había nada que no hiciera por él…
Le dijeron… le contaron… que lo sintieron triste…
y ella les contó… que no tenía porque…
porque ella lo amó… lo amaba… y lo amaría… SIEMPRE…