Nucho86

 
Katılım: 01.07.2009
¬¬ Ocupado viviendo eso que algunos llaman "vida"
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Breve anécdota familiar

Finales de los años 60 o principios de los 70, Venezuela, Región Occidental.

Una familia de clase baja ha dejado sus estériles campos de labranza para probar suerte en la industria petrolera, primero fue el hombre, meses después la mujer y los hijos. La Shell Oil Company les asignó una casa en un lejano campo petrolero.

El poder adquisitivo de esa época era parecido al de cualquier país latinoamericano del momento, pero un obrero ordinario de la industria petrolera ganaba 5 veces más que un maestro de escuela por ejemplo.

El lugar en donde sucedieron los hechos se llamaba "Campo Mío" en el estado Zulia en aquellos tiempos una incipiente y casi aislada población de obreros. En él vivía una niña de 6 años, hija de la familia anteriormente mencionada, que le gustaba correr en las calurosas calles con sus múltiples hermanos y vecinos.

Un día la madre le dice, hija, ve a la esquina y me compras equis cosas que necesito, la niña fue, pero no encontró nada, y para no regresar con las manos vacías se fue al otro pequeño comercio, tampoco encontró lo que buscaba y decide ir al pueblo vecino, ubicado a quién sabe qué distancia ya que los niños no calculan bien la distancia ni el tiempo, pero a ella le tomaba como 15 minutos caminando en ir y venir, por lo que era de suponer que era lejos.

Va caminado cabizbaja cuando de repente una voz sonora, potente, autoritaria, como la de un padre regañando a un niño le dice, "¿Hey, para dónde vas tú?" la niña se conmociona y asustada le responde "para tal parte, a comprar tal cosa" (un niño actual de esa edad seguramente le hubiese respondido, "eso no es problema suyo") y el hombre la toma de la muñeca, le hace una tenaza con los dedos y le dice: "ven, yo te llevo".

La niña se fue con él, no opuso resistencia, años más tarde ella pensaría que tal vez esa acción infantil e ingenua fue probablemente lo que le salvaría la vida. Caminaron durante un tiempo que a ella le pareció interminable, eran horas del medio día, por esos caminos no se veía ni un alma.

"Ay señor pero no me apriete tanto que me duele la mano", doblaron a una vereda y siguieron caminando hacia la nada, "Señor pero por aquí no queda ninguna pulpería", "Quédate tranquila que sí queda" y siguieron caminando y caminando y caminando.

En esa época, por aquellos lejanos parajes, los niños pequeños e inocentes se desaparecían con frecuencia y una vez desparecidos ya nadie más los volvía a ver. Por lo que todas las familias les advertían a sus hijos que había gente malvada que se dedicaba a secuestrar niños para sacarles sus órganos y ponérselos a los hijos de los ricos.

Hasta que por fin vieron una casa a lo lejos en el medio de la nada, "ves aquel lugar, ahí queda", la niña estaba temblando por dentro pero no lo demostraba, un mal presentimiento le había indicado que ese señor la quería matar para sacarle los órganos y por otra parte también sabía que su madre estaba preocupada en casa y que la iba a regañar por llegar tarde.

Pero como la niña no había opuesto ninguna resistencia el señor se confió y en un descuido aflojó momentáneamente la mano y fue aprovechado por la niña para dar un fuerte tirón, zafarse de sus garras y salir corriendo.

¿Pero un hombre adulto puede alcanzar fácilmente a una niña de 6 años? es verdad y éste estuvo muy cerca de hacerlo pero por suerte se agotó, en cambio la niña tenía más resistencia porque se lo pasaba corriendo de un lado a otro jugando a sus múltiples juegos (valga la redundancia) infantiles.

La niña llegó a su casa y nunca le comentó nada a sus padres, cuando volvía a ver al hombre en la calle y la calle estaba sola, tomaba el camino contrario y salía corriendo, si iba con sus padres se agarraba bien de sus manos y no le quitaba la vista de encima él tampoco a ella, si había gente en la calle procuraba cruzar la calle para esquivarlo.

Cuando me contaron esta historia yo ya era un hombre adulto, me corrió un escalofrío por mi cuerpo porque esa niña era mi madre, si la hubiesen agarrado probablemente yo nunca hubiese nacido, no estaría e este mundo con ustedes viviendo mi vida, ni ella tampoco, mi padre se hubiese buscado otra mujer y hubiese tenido otros hijos. ¿No hubiese sido triste esa realidad alterna?

Era obvio que el tipo era un pervertido pedófilo quería abusar sexualmente de la niña, para luego, probablemente, matarla para que no dijera nada. Nadie me saca esto de la cabeza, porque me recordó a dos prolíferos asesinos en serie colombianos, uno lo apodaron "el monstruo de los andes" y el otro "la bestia de los manglares" entre ambos violaron y asesinaron a más de 500 niños y niñas, nadie sabe la cuenta exacta y tenían o bien el mismo "modus operantis" o bien uno parecido. En youtube pueden encontrar documentales sobre esos despreciables seres.

Gracias por leerme, adiós.